martes, enero 19, 2016

I can't believe




¿Estás enamorada?


- mmm, no, no sé. 



Hoy permanecia muy pensante en la oficina mientras otros platicaban, en eso solo escuché que me hablaron me dijeron que que era lo que tenia, que qué pasaba.. que si estaba enamorada.
Me quedé callada un rato pensando, después solo dije:  no, no sé.
Y seguí callada. 
Los demás se quedaron callados, me vieron raro por ser honesta. 
Hacía mucho que no me hacía esa pregunta, cuando antes sólo me quedaba de eso, de que no estaba enamorada, pero ahora no importaba, importaba el qué había pasado... qué me estaba pasando.. y como pasó.
Esa pregunta la tuve en la mente todo el día, ¿de verdad estaba enamorada?  ¿de verdad él estaba enamorado? ¿qué me pasó y qué le pasó a él? ¿qué daño nos hicimos? ¿porqué pasó? ¿acaso esto es normal?.
¿Qué pasó con todos esos sentimientos que le escribí aquí cuando aún no se los hacía saber? 
Esas preguntas aún continúan en mi cabeza, y no, no sé que hacer.

domingo, enero 03, 2016

Ella no es mi hija..


Mi perro no es mi hijo. Estoy harta de oír a gente que diga “como no tienes hijos, tu perro es como tu hijo” o “tratas al perro como un hijo y no lo es”… 
Sé que NO ES MI HIJO, es MI PERRO. No soy madre, no lo soy, pero tengo claro que el sentimiento de una madre a un hijo no se puede igualar y aún no puedo imaginar cómo será…
Tengo un perro, un perro al que adoro sí, pero es un perro. A diferencia de un hijo, mi perro nunca se hará mayor mentalmente, no se irá de casa o me cuidará cuando sea viejita. No se hará independiente ni válido por sí mismo: siempre me va a necesitar para poder comer, beber o simplemente hacer deporte.
Nunca será adolescente y como además, tampoco hablará no escucharé nunca frases típicas de un hijo/a quinceañero/a deslengüado/a como "tú no me entiendes”, “que pesada eres”, “no tienes ni idea”. Al igual que esas cosas, tampoco oiré un “te quiero”, “gracias”, “te necesito”… Pero con su mirada me dice todo.
No me juzgará, ni me cuestionará mis ideas o mis decisiones. No me pedirá un juguete, un capricho…
A diferencia de un hijo, nunca veré parte de mí en mi perro: ni física ni psicológicamente, es decir, no veré un legado. Veré a mi perro crecer tanto que le veré envejecer, y no él a mí como lo haría un hijo. No sólo seré quien le cuide sino seré quien le vea irse para siempre. Simplemente, ese será nuestro destino.
Mi perro es un animal, no una persona, y tampoco es mi hijo. Sin embargo, yo sí soy su madre. ¿Irónico? ¿Cómo puede ser? Creo que ha quedado claro lo que es un hijo, pero… ¿una madre? ¿Qué crees que es una madre? Para mí, una madre es alguien que se sacrifica por sus hijos, cuida de ellos, cambia su vida para el bienestar de su familia. Una madre mima, educa y quiere incondicionalmente siempre. Por todo esto, mi perro no es mi hijo, pero yo sí soy su madre.
Soy todo lo que tiene, soy su líder de la manada. No soy su ama, ni dueña. Para él soy parte de su familia, de lo que para un perro es una familia.
Me da pena quien no lo entienda porque jamás sabrán lo que es sentir el amor de un ser que no habla, que no madura, que no se expresa como un humano… No podrán tener lo que yo tengo al observar esa mirada con la que mi perro me lo dice todo.
Mi perro no es mi hijo, pero yo soy su madre, gracias a mí, tiene una vida plena, sana y que con tan poco es feliz y no te exige nada más. A cambio de lo que para un humano es apenas nada, tú eres su todo.

Madre-hijo es una conexión natural, que sale sola y que es inigualable seguro. Pero la conexión con un animal no lo es, no todo el mundo puede acceder a esa sensación tan maravillosa.
Sólo espero que las personas que no entienden lo que yo siento, puedan obtener esa conexión algún día que yo tengo con mi perro.